Noche de brujas

Quizás es San Juan una de mis fiestas favoritas. A pesar de tener nombre de santo es una de las fiestas que más conservan la tradición pagana del solsticio de verano. Los juegos con el fuego me fascinan: las hogueras, los petardos, la noche...

Desde pequeña me decían que San Juan era la noche en que se reúnen las brujas en la cima de las montañas y mi imaginación me traía imágenes de mujeres vestidas de negro con gorros tan puntuagudos como sus narices, risas estrepitosas y mucha flor de San Juan.

Las brujas siempre me han atraído, mujeres libres sin ataduras. A pesar de las persecuciones que han recibido a lo largo de la historia me gusta pensar en ellas como en ganadoras que no necesitaban la sociedad para vivir. Que vivían a su aire y eso es lo que provocaba el miedo en los demás. Por eso las perseguían y quemaban. Pero ellas seguían allí, con su manera de vivir. Ignorando lo que no les gustaba y viviendo a su manera. Si las brujas hubieran ganado mucho antes, bastante sufrimientos nos habríamos ahorrado. Quizás por eso, la noche de San Juan me gusta tanto, porque creo que las brujas están allí, viviendo libremente en medio del fuego que tanto les gusta.